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La directora de orquesta invitó al público a sentir el pulso de la música a través de los conceptos de tempo, pulso, acento o compás con ejemplos, grandes clásicos, ritmos tradicionales, bandas sonoras y música de hoy

  • Ciclo Batutta la familia: Los ritmos en la música
  • Sábado 26 de febrero de 2022 -11:30
  • Auditorio Nacional – Sala Sinfónica
  • Directora titular: Silvia Sanz Torre
  • Obras: Marcha Radetzky (Strauss), Marcha de los turcos (J. B. Lully) Obertura Guillermo Tell (G. Rossini), Adagio (T. Albinoni), Marcha de El puente sobre el río Kwai (K. J. Alford), Vals de La bella durmiente (P. I. Chaikovski), Tanguera (M. Mores), América (L. Bernstein), Joropo de En busca de la llama perdida, Bulería de La leyenda del abanico y Charleston de Darbuki (A. Vivas), Misión imposible (L. Schifrin)…

El sábado 26 de febrero a las 11:30 un público muy diverso entraba por las puertas de la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional: familias con niños pero también adultos de todas las edades. Es el propósito del ciclo Batutta la familia: conciertos que reúnan a distintas generaciones, que pueda seguir un niño y que puedan interesar también a un adulto. El proyecto que el Grupo Talía ha puesto en marcha esta temporada, encabezado por su directora titular Silvia Sanz, al frente de la Orquesta Metropolitana de Madrid, ha nacido con vocación de crecer y de ir creando público para esta propuesta diferente que en realidad va más allá de un concierto, pues permite aprender y disfrutar de la música a un mismo mismo tiempo.

El ritmo en la vida y en la música

La Orquesta Metropolitana afinó sus instrumentos y Silvia Sanz comenzó a dirigir una obra que todo el mundo conoce, la Marcha Radetzky de J. Strauss I, una marcha que por tradición sirve para despedir con alegría y palmas cualquier concierto de valses y polcas que se precie, como el Concierto de Año Nuevo en Viena. ¿Por qué? Silvia Sanz quería mostrarnos que hay músicas cuyo ritmo nos contagia y enseguida tenemos la necesidad de seguir su pulso con las manos, con los pies, o dando palmas.  También nos contó que el ritmo es un concepto que va mucho más allá de la música, que está presente en nuestra vida. Nuestro corazón y nuestro cuerpo tienen un ritmo al igual que la naturaleza y el universo también tienen su ritmo. Hay ritmo en nuestros pasos, en el intermitente de un coche, en el sonido de un tren… Y un buen ritmo marca una buena novela o buen programa de televisión…

La primera víctima mortal de una batuta

Pulsos, acentos, compases, figuras rítmicas… La directora nos fue acercando a los conceptos relacionados con el ritmo en la música y a cómo los directores lo marcan con su batuta, aunque las batutas, no siempre fueron iguales. Jean Baptiste Lully, maestro de capilla de Luis XIV, dirigía con una gran vara que golpeaba en el suelo. En un descuido se la clavó en el pie, la herida se gangrenó y le provocó la muerte. “La primera víctima mortal de una batuta -explicó Silvia Sanz- “, que levantó entonces una vara al estilo de la del compositor barroco para marcar el ritmo de la Marcha para la ceremonia de los turcos de la obra de Lully El burgués gentilhombre.

Instrumentos que marcan el ritmo y objetos también

A continuación, Silvia Sanz explicó que no solo los instrumentos de percusión marcan el ritmo en la orquesta, que también el resto de los instrumentos, como las cuerdas, pueden marcar el ritmo y habló de cómo los percusionistas son capaces de hacer música con cualquier objeto que tengan a su alcance. Como ejemplo, la Orquesta Metropolitana interpretó una obra muy popular y divertida, La máquina de escribir de L. Anderson, que encandiló al público. La percusionista Alba Vivas se colocó ante las teclas (no las del piano, sino las de la máquina de escribir) para convertirse en hábil mecanógrafa en animado diálogo con la orquesta.

Tiempo y velocidad

A toda máquina tuvo que teclear Alba Vivas en su vieja máquina de escribir y a todo galope tuvo que interpretar la orquesta el allegro de la Obertura de la ópera Guillermo Tell de Rossini, obra que sirvió a Silvia Sanz para contarnos cómo, dependiendo de la velocidad del pulso, tendremos tempos más rápidos o más lentos: vivace, allegro, andante, moderato, adagio… Fue el momento de explicar la función del metrónomo y de cómo nos indica la velocidad exacta de la música con el número de pulsaciones por minuto que tiene cada tempo. Pudimos ver la diferencia entre un movimiento más bien lento, como el Adagio de Albinoni, y uno rápido, como la Marcha de los toreadores de Carmen de Bizet.

Hay que acentuar

Como en la ortografía, la música tiene también acentos. Fue así como Silvia Sanz nos introdujo en la acentuación de los compases binarios con obras como la Marcha de El puente sobre el río Kwai; ternarios con el Vals de La bella durmiente de Chaikovski; o cuaternarios con un ejemplo de música pop (YMCA) hasta concluir la primera parte con la interpretación de Tanguera de M. Mores.

Del experimento con un gran clásico a una Misión Imposible

¿Qué pasa si a una obra le cambias el ritmo? Es lo que pudo escuchar el público en la segunda parte del concierto con el comienzo de la Sinfonía nº 5 de Beethoven que pudimos escuchar con un sugerente ritmo de bossa nova, ritmo de tango y ritmo de salsa. En sus siguientes explicaciones Silvia Sanz nos introdujo en nuevos conceptos, ritmos irregulares que combinan 2 y 3 tiempos como el de América de West Side Story de Bernstein, o ritmos diferentes que se superponen como en el joropo venezolano. En esta parte pudimos escuchar dos fragmentos de cuentos musicales de Alejandro Vivas, el Joropo de En busca de la llama perdida, y la Bulería de La leyenda del abanico, no sin antes apreciar a través del sonido de las palmas cómo se superponen ritmos distintos en el flamenco. Fue el momento también de hablar de la síncopa (cuando se acentúa una nota en una parte débil de un compás) y llegaron otros ejemplos como el latino danzón, el mambo (Qué rico mambo de Pérez Prado) o los ritmos sincopados del jazz (Charleston de Darbuki de Alejandro Vivas) para concluir el concierto con una banda sonora de ritmo realmente endiablado y que justamente era Misión imposible.

Hasta la próxima temporada

Silvia Sanz nos volvió a demostrar que las cosas se pueden explicar de forma sencilla y cercana. Como en el primer concierto del ciclo, el público se puso en pie y La Metropolitana lo agradeció con la interpretación de otra conocida pieza que permitió la participación del público. Batutta la familia continuará la próxima temporada con nuevas propuestas, mucha música y muchos descubrimientos, tanto para los que saben algo de música como para los que no saben nada. Aprender a escuchar es importante. Si sabemos algo más sobre las claves de la música y los recursos que los compositores utilizan en sus obras, no solo las escucharemos y nos emocionaremos, sino que también las comprenderemos y esas obras que tanto nos gustan, nos gustarán mucho más porque sabremos por qué nos emocionan.